A medida que se acerca la primavera comenzamos a hablar de las alergias. Tratemos entonces de responder los interrogantes más comunes. A medida que se acerca la primavera comenzamos a hablar de las alergias. Una variedad de síntomas como picazón de nariz, ojos, garganta y oídos, lagrimeo, estornudos y broncoespasmo afectan a millones de personas. Sin embargo,
surge una serie de preguntas. Tratemos entonces de responder los interrogantes más comunes:
¿Por qué se producen?
La reacción alérgica es una respuesta exagerada del sistema defensivo ante sustancias comunes, debido a que éste malinterpreta que son nocivas. Las alergias pueden afectar diferentes partes de nuestro organismo, como el aparato respiratorio (asma, rinitis y conjuntivitis), el aparato digestivo (alergia a alimentos), la piel (eccemas, urticarias) o varias al mismo tiempo (anafilaxia).
¿Cualquiera de nosotros puede ser alérgico?
La clave está en nuestros genes. Se necesita tener una predisposición genética heredada y además contacto frecuente con las sustancias del medio ambiente, muchas veces determinado por nuestro estilo de vida.
¿Es realmente la primavera la estación de las alergias?
Los elementos del medio ambiente capaces de generar síntomas de alergia (alergenos) pueden estar presentes durante todo el año (perennes) o en periodos particulares (estacionales). Son estos últimos los que generan preocupación y síntomas en el periodo primaveral pero, contrariamente a lo que se supone, no son los más frecuentes.
La mayoría de los niños que sufren de alergias presentan síntomas durante todo el año, provocados por los alergenos perennes (ácaros, cucarachas, epitelios de animales domésticos y algunos hongos).
Dentro del grupo de alergenos estacionales, los pólenes de árboles, gramíneas y malezas van a producir síntomas en su periodo específico de polinización.
¿Se pueden prevenir?
Existen factores que podrían reducir el riesgo de alergia en niños con antecedentes familiares. Entre ellos se encuentran la lactancia materna, como mínimo hasta los 6 meses, y evitar el uso exagerado de antibióticos, sobre todo en los primeros meses de vida. Por otro lado, siendo los ácaros los principales alergenos en nuestros niños, podrían contribuir a la prevención no usar alfombras, reducir al mínimo el número de peluches, ventilar frecuentemente, no tener almohadas de plumas o lana, limpiar con trapo húmedo pisos y repisas, evitar que los animales domésticos ingresen a la habitación del niño y fundamentalmente, que no se suban a las camas.
¿De qué manera puedo cuidar a mi hijo?
Estando atento a síntomas compatibles con alergia: congestión nasal, catarros frecuentes y de larga duración, broncoespasmos repetidos, sinusitis crónica, otitis a repetición y eccemas, entre otros, que sumados a los antecedentes familiares, elevan el índice de sospecha.
Y determinando si es alérgico y cuál es la causa, para definir qué tratamientos puede realizar para mejorar su calidad de vida, evitar complicaciones y finalmente, qué medidas preventivas ambientales pueden adoptarse para reducir o eliminar, si es posible, el contacto con los alergenos responsables.